DON JAVIER
En 1910 Don Javier explotaba una plantación de tabaco que estaba situada cerca del mar y tenía una vista del “East Bay of Cuba”. Los turistas que iban a Cuba se enamoraban con la especial mezcla de tabacos de Don Javier. Tan pronto ellos volvían a sus casas compartían sus tabacos con amigos en sus países de origen. Muy pronto sus cigarros fueron reconocidos en el mundo por su sabor y aroma y comenzó a desarrollarse una demanda transatlántica. El Sr. Javier vio el potencial negocio e invirtió en la compra de un barco que lo llamó “The East Bay” por su amor al mar cubano y a ubicación de sus plantaciones. Corría el año 1915 y Don se convirtió en un hombre rico. Sus días en el mar, a bordo de su barco, le dejaban muy solo con sus pensamientos. Un día alguien le mostró una radio que había construido. El quedó maravillado con esta nueva tecnología y rápidamente se enfrascó en el aprendizaje de cómo construir su propia radio para que le acompañara en esos largos viaje a tierras lejanas. Encontrando el arte de la afición por la radio un hobby fascinante, que le ocupó la mayor parte de su tiempo, mientras estaba a bordo de su barco, en construir radios.

Al principio el le daba las radios a amigos y relaciones en Cuba, de manera que  se mantenía en contacto con ellos mientras estaba lejos. La popularidad de sus radios llegó a ser casi tan conocida como sus finos cigarros. Entonces decidió vender sus radios en los diferentes puertos en los países que iba entregando su tabaco. Como una forma de evitar los impuestos de aduanas, Don vendía sus radios a bordo de su barco en lugar de hacerlo en tierra. Debido a la cantidad limitada de elementos de construcción (él podía hacer sólo algunas radios en sus viajes) comenzó a subastar las radios fuera del alcance de los grandes postores. Las ofertas comenzaban en $5 y se iban incrementando de $5 cada vez. En algunas ocasiones sus radios se vendían por $5 y en otras llegaban a los $10, $15, $20, $25 y aún a $30! Como una forma de distinguir y marcar sus radios, él le estampó sus iniciales en la tapa inferior de la bandeja de pan ya que de éstas era construida.

Estas radios no tenían una gran señal de llegada y sí tenían un sonido distintivo en ellas. Los operadores aficionados alrededor del mundo sabían cuando ellos trabajaban con una estación con  un equipo Don Javier en alguna tierra lejana. Los aficionados se referían a estas personas como “Don Javier.”

Debido a las débiles señales de las radios Don Javier, los operadores a menudo se preguntaban, “Quién es Don Javier?” Ellos sabían que era una radio Don Javier por el sonido característico pero no conocían la señal de llamada o el origen de la estación trabajada. Los operadores de código Morse con su pasión por las abreviaciones prontamente abreviaron las referencias de las radios Don Javier por el uso sólo de las iniciales que se encontraban en la base del equipo.

Me imagino que UDS. habrán descubierto que Don deletreaba su nombre en la manera tradicional y original, “Don Xavier” y esas eran las iniciales “DX” que él estampaba en la base de sus radios. Los operadores aficionados alrededor del mundo estuvieron mandando “Quién es el DX?”, tratando de entender esas señales débiles que salían de esas radios.

Estas también fueron las primeras compras por subastas del “The East Bay” con los que los aficionados, en su usual abreviación, decían “compré mi equipo en el ebay”, contracción de “The East Bay”.

Ya que estos equipos se vendían en subastas con incrementos de $5, los aficionados que no lo sabían hacían  ponencias de $7, $13 o algo parecido a eso. Esto siempre traía el grito del gentío, “DX 5 ARRIBA”.

Durante la revolución Cubana, Don Xavier dejó Cuba cuando las plantaciones fueron parceladas y huyó a las Islas Canarias, donde sus cigarros aún se fabrican.

De manera que cuando UD. escuche, “Quién es el DX?”  --  “Arriba 5” y “lo compré en ebay”, puede agradecer la creatividad y el genio de Don Xavier.
La señal de llamada de Don?  C1GAR, por supuesto.

Federachi
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